Rafael López Aliaga de Renovación Popular es el nuevo alcalde de la ciudad de Lima. ONPE, al 100% de actas procesadas y el 99.8% de actas contabilizadas, informó que alcanzó una votación de 1,401,001 votos, superando a Daniel Urresti de Podemos por 53,645 votos. El burgomaestre electo obtiene la votación más baja alcanzada por las autoridades ediles los últimos 42 años.
Este resultado, por la configuración del Consejo Municipal que establece la norma electoral, tiene como consecuencia que de los 39 regidores que lo conforman, 21 corresponden a Renovación Popular, 13 a Podemos y los restantes a otras organizaciones que participaron del proceso. Los distritos, por su parte, se han ordenado en un nuevo mapa político para el período 2023 – 2026. Según la ONPE Renovación Popular ganó en 13 distritos, Alianza para el Progreso en 9, Podemos Perú en 8, Somos Perú en 6, Avanza País en 5, Juntos por el Perú y Acción Popular en un distrito cada uno, respectivamente.
Como se evidenció desde el inicio de la campaña, predominó la ausencia de propuestas sólidas de cara a los problemas centrales que enfrenta la ciudad. La mayoría de candidatos presentaron ofertas populistas y poco viables considerando el presupuesto anual que maneja la Municipalidad Metropolitana de Lima y, en muchos casos, comprometían promesas que estaban más allá de las competencias de los gobiernos locales. La mayoría de propuestas estuvieron centradas en la lucha contra la delincuencia, con medidas poco estructuradas que no recogían la amplia experiencia que se tiene a través de los comités de seguridad ciudadana a nivel local, ni incorporaban tampoco la perspectiva de policía comunitaria que propone procesos de coordinación eficiente entre comisarías, municipios y sociedad civil, a fin de mejorar la seguridad ciudadana a nivel local, donde iniciativas como la estrategia multisectorial “Barrio Seguro” y el lineamiento “Vecindario Seguro”, son ejemplos a contemplar.
La victoria de Rafael López Aliaga representa la afirmación de los grupos conservadores de extrema derecha en la política. Acompañado de un discurso polarizador y de conspiración, ha impulsado constantemente campañas de desinformación contra las políticas del Estado en temas de igualdad de género y derechos sexuales, así como un discurso homofóbico contra la población LGTBIQ+. Expresa también la desafección de limeñas y limeños por la política y la poca expectativa que generó el proceso; la suma del ausentismo electoral (21.246%, más de 1’600,000 habitantes de la ciudad), a lo que se suman los votos en blanco y viciados (10.720%), superan largamente los votos que eligieron al nuevo alcalde.
En Lima y muchos de sus distritos, la ciudadanía nuevamente se encuentra frente a aventureros que juegan a hacer de la política un espacio para el beneficio de intereses particulares por sobre los de la mayoría de los habitantes de la ciudad. El desinterés y desapego de la participación política nos pasa factura y parece cumplirse el adagio que señala que nos merecemos las autoridades que tenemos, por desentendernos de los asuntos públicos de nuestro entorno.
Hacia adelante, podemos seguir de espectadores mirando cómo en poco tiempo la policía, el Ministerio Público y los jueces encarcelan a autoridades municipales que integran bandas y organizaciones bien estructuradas dentro de los gobiernos locales o enfrentamos activamente el desafío de construir procesos de dialogo y consenso, superando conflictos puntuales para impulsar procesos participativos orgánicos, que den paso a liderazgos ciudadanos que permitan los contrapesos necesarios para sostener procesos de concertación entre la ciudadanía y las autoridades y dinámicas de vigilancia ciudadana y control social para impulsar desarrollo y la gobernabilidad en la ciudad.
desco Opina – Regional / 14 de octubre del 2022
descoCiudadano