En un contexto de fiesta electoral con candidatos y candidatas debatiendo sus propuestas de futura acción parlamentaria y presidencial, nos preguntamos por la agenda que deben llevar al próximo Congreso, en especial sobre asuntos preocupantes que afectan al grupo vulnerable más numeroso del país y de nuestra ciudad: las mujeres.
¿Qué demandan las mujeres de Lima? El instrumento recientemente presentado, Agenda Política de las Mujeres por la Ciudad de Lima, exige esencialmente avances concretos hacia la igualdad, que permita a las más invisibles de la sociedad salir adelante con sus familias y hacer realidad el buen vivir, tras la pandemia. La pregunta ¿quiénes demandan? nos remite al rol crucial de las organizaciones de mujeres que, conocedoras de la realidad, enfrentan la pandemia en una “primera línea verdadera pero invisible” y aportan información precisa sobre las necesidades urgentes de atender y el abordaje pertinente.
Para las mujeres organizadas de 19 distritos de Lima, una agenda por las mujeres debe abordar problemas medulares que limitan el derecho a la ciudad de todas y todos por igual. Una ciudad tan diversa como el país, cuyo territorio alberga gente en zonas planas, laderas y riberas, donde se gestan propuestas de solución. Es así que las prioridades de la Agenda política de las mujeres edifican una ciudad que permita encuentros en igualdad.
Que la ciudad provea a sus vecinas de suficiente y eficiente seguridad ciudadana, en todos los ámbitos, protegiéndolas de las múltiples violencias por género, con sistemas de alerta ciudadana, medios virtuales y móviles accesibles, impulsando soluciones comunitarias y redes de apoyo, capacitadas para atender a las víctimas de violencia, con casas refugio y trabajo educativo a todo nivel. Y, sobre todo, con barrios, viviendas, espacios habitables, saludables y amigables.
Tras 25 años de las acciones impulsadas por la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer y la adopción de su resolución histórica, la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, habría que preguntarnos también por las brechas aún irreductibles, mirar de cerca el impulso del Foro Generación Igualdad y “el conjunto de acciones concretas, ambiciosas y transformadoras para lograr un efecto inmediato e irreversible en pos de la igualdad de género”.
Mientras las mujeres peruanas forjan familias, emprendimientos, industrias, ciencia, claman que el Estado garantice su rápida adaptación a los cambios radicales del mercado laboral que la pandemia ha planteado en el Perú y en el mundo. Es urgente y nos encaminará a la igualdad al 2030 con “empleos nuevos para nuevas realidades”.
En una ciudad con casi diez millones de habitantes como Lima, urge a las mujeres y sus familias el fomento de la vivienda digna, en espacios con adecuadas condiciones, con asistencia técnica profesional provista por el Estado para las familias que siguen autoconstruyendo. Para ello es necesaria una mayor inversión pública y privada en la vivienda de las grandes mayorías, a la par de la inversión en la seguridad ciudadana.
Lograr avances en la igualdad requiere mejorar el sistema político peruano garantizando la participación real de las mujeres, visibilizando atentados contra su representación o denunciando el acoso político. Para ello, es fundamental reforzar los espacios de formación, diálogo e intercambio de saberes de lideresas, para erradicar las decisiones machistas en partidos políticos, dirigencias de barrios y en los hogares.
El desafío pendiente de articular a la sociedad civil para asegurar el acceso de las mujeres a proyectos de normas y presupuestos que incluyan sus demandas a nivel distrital metropolitano y nacional, con liderazgos de mujeres en gestión local con formación política, debe ser analizado, 25 años después de la Declaración de Beijing.
Siendo las más afectadas por la desigualdad espacial, urge planificación urbana para un desarrollo sostenible y equitativo de la ciudad, las mujeres participando como agentes de justicia espacial y ambiental, con más áreas verdes públicas, agricultura urbana y reciclaje eficiente del agua.
Construir, preservar y reforzar los espacios (virtuales) de encuentro de mujeres organizadas, en todas las etapas de vida, corresponde al Estado, pero nos toca a todas: que la experiencia y sagacidad de las lideresas nutran los nuevos análisis y diagnósticos integrales, para orientar las decisiones políticas públicas ante las diversas necesidades. La Agenda Política de las Mujeres por la Ciudad de Lima está abierta al aporte colectivo y sus ejes deben ser considerados en las propuestas de normas y en el efectivo cumplimiento de las mismas. El trabajo en alianza de las organizaciones vecinales de todas las zonas fortalece la voz y las iniciativas, por ciudades equitativas, con espacios para promover el empoderamiento, autonomía económica, física, cultural y política de las mujeres.
Así estamos, llegando al 8 de marzo, decíamos, con reconocimientos justos y merecidos y con muchas luchas todavía por librar para avanzar, un poco al menos, hacia una sociedad bicentenaria que garantice el derecho a la ciudad, de las mujeres, también.
desco Opina – Regional / 5 de marzo de 2021
desco Ciudadano