La vicuña (Vicugna vicugna) es considerada una especie de gran importancia cultural y económica para el Perú, teniendo constancia de su aprovechamiento desde periodos preincaicos; sin embargo, debido al incorrecto manejo de la especie, hasta finales de la segunda mitad del siglo XX, sus poblaciones estuvieron cerca del colapso; es ahí cuando la creación de diversas Áreas Naturales Protegidas por el Estado Peruano (ANP) y una legislación más adecuada, como los lineamientos establecidos para su aprovechamiento y monitoreo, permitieron el aumento progresivo y estabilidad de la especie en el territorio nacional.
La vicuña es una especie adaptada a zonas altoandinas y presenta una muy marcada estructura social, donde se diferencian principalmente, grupos familiares (compuestos por un macho dominante, hembras y sus crías) y tropillas de machos juveniles, también encontramos machos solitarios (los que han sido desplazados de sus grupos familiares por otros machos).
La Reserva Nacional de Salinas y Aguada Blanca, es un área natural protegida con una superficie de 366,936 hectáreas y con ecosistemas propios de puna seca; creada en agosto de 1979, fue uno de los lugares claves para recuperar las poblaciones de vicuñas. De acuerdo a los censos realizados en a nivel nacional por el CONACS (Consejo Nacional de Camélidos Sudamericanos, el cual fue desactivado en el año 2007 y sus funciones transferidas a los gobiernos regionales), se reportaron para la RNSAB en el año 1980, 1,363 individuos, lo que evidenciaba que sus poblaciones estaban en alto riesgo.
Una de las estrategias para el manejo de recursos naturales en ANP, fue el de implementar contratos de administración, a través de los cuales el estado (SERNANP) encarga a una persona jurídica sin fines de lucro, la ejecución de acciones de manejo y administración, articulados al Plan Maestro del ANP. Es así que, en diciembre del año 2006, SERNANP firma el contrato de administración con la ONG DESCO, y a partir del 2007 comenzamos a ejecutar acciones de conservación en la reserva, siendo una de ellas la recuperación las poblaciones de vicuñas. Mediante el trabajo articulado entre los entes competentes como la Jefatura de la RNSAB del SERNANP, las comunidades campesinas, los pobladores locales y otras entidades públicas y privadas, la población de vicuñas aumentó de 2,874 individuos en el 2007 a 16,061 en el 2019, producto de un adecuado manejo de la especie y del fortalecimiento del sistema de vigilancia y control en la RNSAB.
Actualmente la vicuña se encuentra dentro de la lista de clasificación y categorización de las especies amenazadas de fauna silvestre legalmente protegidas, de acuerdo al Decreto Supremo Nº004-2014-MINAGRI, como CASI AMENZADA (NT), gracias a las diversas acciones implementadas para su conservación, las que van desde el marco político, hasta las desarrolladas por las poblaciones locales para su protección, principalmente las ligadas a su vigilancia y aprovechamiento de su fibra. El importante resaltar que las acciones planificadas y articuladas a través de lo establecido en el Plan Maestro de la Reserva Nacional de Salinas y Aguada Blanca 2016 – 2020, ha permitido un adecuado manejo de la especie, propiciado por el aprovechamiento sostenible de la fibra de vicuña, como un aporte importante a la economía de las familias que organizadamente, usufructúan este importante recurso natural; así como el alto potencial turístico que puede generar el incremento de sus poblaciones.