Conforme transcurren los días, la situación del mandatario se hace cada vez más difícil. Los indicios de sus distintos vínculos con Odebrecht se multiplican; paulatinamente se van develando las complejas relaciones entre Westfield –la empresa unipersonal de PPK– y First Capital –del chileno Gerardo Sepúlveda– evidenciándose, como sostiene el congresista Manuel Dammert, que el mandatario «juega en pared consigo mismo». Aunque todavía faltan algunas piezas en el rompecabezas es claro, por ejemplo, que el 2004 Westfield –del empresario Kuczynski– firmó un contrato con la empresa brasileña para la emisión de bonos, que el 2006 fue facilitada por el PPK Presidente del Consejo de Ministros, que garantizó el endeudamiento de Olmos por más de 400 millones de dólares. En esta, como en otras materias –el conflicto de la generadora térmica Kallpa acusada de falsificar sus costos variables para beneficiarse de precios especulativos, cuya abogada era la actual Ministra de Energía y Minas, a la que también habría asesorado–, todo parece cuestión de tiempo.
Por defender la legitimidad de sus negocios y sus ostensibles conflictos de intereses, apostó por el indulto y la gracia presidencial para Alberto Fujimori. PPK perdió por goleada en esa cancha. Casi de inmediato lo abandonaron tres de sus congresistas y por lo menos dos ministros; la caída del apoyo al indulto «humanitario» se hizo clara: la desaprobación pasó del 38% (octubre 2017) al 49% (enero 2018). En ese contexto, las movilizaciones de la calle se mantienen, el 78% de la población está convencida de que el indulto resultó de una negociación política, y por si fuera poco, en las próximas semanas, mientras la Sala Penal se pronunciará sobre el caso Pativilca y el derecho de gracia concedido a Alberto Fujimori; la CIDH lo hará más ampliamente sobre el indulto. En otras palabras, un tema abierto y desfavorable al mandatario, en el que algunos de quienes siguen siendo sus voceros, marcan ya distancia.
La incapacidad de gestión de su gobierno se suma a los malestares que éste genera y a la soledad del mandatario. El naufragio de la Reconstrucción con Cambios es evidente; los avances a diciembre –que no pasaban de una veintena de proyectos en ejecución– decían ya del fracaso de un modelo de intervención en el que se insiste, anunciando desde una gestión con su credibilidad por los suelos, que se empezarán 3512 obras este año y se elaborarán los estudios técnicos para 5000 nuevos proyectos para el 2019. Por si fuera poco, las demandas de los paperos, torpemente gestionadas por el Ejecutivo, se les escaparon de las manos: tres muertos en Huánuco y Huancavelica y una radicalización creciente de las distintas agrupaciones de paperos que impulsan un paro agrario, ratifican la incapacidad del gobierno para lidiar con las demandas sociales y ya han puesto en la picota a su novísimo ministro de Agricultura. Recordemos, además, que ya están anunciadas paralizaciones de los médicos y los maestros…
En otras palabras, PPK está cada vez más sólo y aislado. La renuncia de Kenji Fujimori y sus avengers a Fuerza Popular, no alcanza ni de lejos para resolver sus tribulaciones. Su eventual vacancia reaparece en la agenda de los principales actores políticos –desde el fujimorismo keikista hasta el aranismo– pero también, cada vez menos “sotto voce”, en la de sectores de la calle (43% según la encuesta de GfK) y en diversos grupos empresariales. Elmer Cuba, vocero de los primeros y vínculo directo con importantes sectores del capital, insistentemente se está pronunciando sobre el tema; preocupado porque el ruido político impide aprovechar en crecimiento el incremento del precio de los minerales, prevé tres escenarios: la continuidad de PPK, su reemplazo por Martín Vizcarra para preservar la democracia, y nuevas elecciones presidenciales convocadas desde el Congreso por Luis Galarreta.
Como la mayoría de los actores políticos, cada uno de ellos con su propia motivación, se inclina por el segundo camino. Argumentos para la vacancia, por cierto, existen tanto con el indulto y la gracia presidencial, cuanto con la corrupción. Sobre el indulto, es claro que no se pondrán de acuerdo la mayoría de actores políticos; sobre la corrupción, si no logran blindarse todos, les resultaría menos difícil. En este escenario, el Ministro de Justicia parece continuar como el último socio confiable que le queda al mandatario: operó el indulto, y hoy día, la Procuraduría parece intentar obstaculizar el testimonio de Jorge Barata, aliviando las angustias del Presidente, pero también las de Keiko Fujimori y Alan García…
El mandatario está cada vez más sólo y se enreda en sus propios laberintos y silencios. Es claro, sin embargo, que no hay una salida inmediata a la situación aunque su permanencia en Palacio parece ya con el plazo terminando. Un nuevo pedido de vacancia tiene aún un recorrido por hacer y puede encontrarse con la calle, donde se suman nuevos malestares que resultan del modelo económico, antes que de la política cotidiana, como el futuro de los medicamentos y los combustibles, cada vez más concentrados.
desco Opina / 2 de febrero de 2018