La proliferación de listas con pretensiones presidenciales es –según extensos comentarios al respecto– un hecho común a nuestra política nacional. No lo es sin embargo, la presencia de dos ex-presidentes de la región Junín dentro de las diecinueve planchas presidenciales inscritas para los próximos comicios. Vladimir Cerrón, ex Presidente Regional en el período 2011 – 2015, es candidato a la primera magistratura del país con partido propio (Perú Libertario); y Vladimiro Huaroc (período 2007 – 2010), es candidato a vicepresidente en la lista de Keiko Fujimori (Fuerza Popular). No pondremos en duda los liderazgos que ostentan, ni el arraigo de sus postulaciones entre los electores de Junín, pero las situaciones y posibilidades de éxito son muy distintas entre uno y otro.
Las propuestas de sus partidos son diametralmente opuestas; por ejemplo, en una línea de izquierda «dura» y tradicional, el plan de gobierno de Cerrón especifica que: “… los principales yacimientos de la gran y mediana minería como Yanacocha, Antamina, Toromocho, Marcona, Cuajone, Quellaveco, Toquepala, etc., deben ser nacionalizados y pasar descentralizadamente a la administración de los gobiernos regionales según sea su jurisdicción. El yacimiento gasífero de Camisea, los pozos petroleros, refinerías y centrales hidroeléctricas también deben nacionalizarse.”, demandando también la “Revisión, regulación o anulación de los tratados internacionales, TLC, AP, TPP, SS, etc.”, lo cual significa un cambio drástico a las reglas de juego vigentes. Por su parte, el Plan de gobierno de Fuerza Popular señala que esta “…diseñará e implementará mecanismos que atraigan la atención de potenciales inversionistas nacionales e internacionales empleando las tecnologías de información y comunicación, el análisis prospectivo, el uso de variables estratégicas y las potencialidades de desarrollo del territorio a nivel descentralizado”, “…el Perú cuenta hoy con 17 tratados de libre comercio que no son aprovechados por las MYPES en ninguno de sus extremos”. Un posible gobierno de Fuerza Popular, más bien partidario de mantener el modelo actual, fomentaría la inversión extranjera y la máxima repotenciación de los tratados de libre comercio.
El radicalismo de Cerrón le ha ganado muchos enemigos que incluso lo han tildado de turbulento, pero la ambivalencia en Huaroc, no lo deja como modelo a seguir. Cerrón reafirma su conocida posición de extrema izquierda mientras Huaroc, personaje de izquierda moderada, se sube a un carro en la práctica neoliberal y con antecedentes censurables en materia democrática y de derechos humanos, esto último poco coherente con lo que antes defendió.
Cerrón logró la inscripción de su partido al borde de cerrarse el plazo, y no cuenta con el tiempo suficiente para promover su candidatura, establecer alianzas estratégicas, promocionar sus propuestas o seleccionar bien a posibles candidatos al Congreso que le sumen votos a su campaña. Tiene además, el reto de proyectar la imagen de su Movimiento Regional Perú Libre hacia la escena nacional, acción que ha emprendido tardíamente, cuando los demás candidatos ya tenían cierto posicionamiento, lo que lo pone en desventaja ante estos. Otra desventaja es el desgaste político y financiero de Cerrón en su frustrada campaña por lograr la reelección a la gobernación regional de Junín hace poco más de un año. Su actual ubicación marginal en las encuestas no es suficiente aliciente para que sus simpatizantes aporten recursos, ni para que los medios de comunicación nacionales se interesen mucho en su candidatura. A pesar de ello, cuenta con un fuerte respaldo en tres provincias (Huancayo, Concepción y Chupaca) que representan una población electoral significativa dentro de la región. En resumen, su posición es difícil aunque aún quedan más de dos meses de campaña.
Por su parte; Vladimiro Huaroc, a pesar de los visibles virajes en sus posturas políticas, tiene muchas ventajas a su favor: es candidato a vicepresidente en una lista que ocupa el primer lugar en las encuestas, y tiene uno de los primeros lugares en la lista congresal por Junín, lo cual podría asegurar su elección, aunque su partido no gane las elecciones presidenciales. Por ser el favorito, Fuerza Popular tiene mucha llegada a los medios y también mucho más recursos para la campaña.
En estas condiciones, no es de sorprender que los pobladores de Junín se sientan impulsados a votar en abril por quien tenga mayores probabilidades de ganar. Como vemos, en Junín como en otras regiones del país, los planes de gobierno no son determinantes al momento de votar.
desco Opina – Regional / 5 de febrero de 2016
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