Con 6 fallecidos y 2034 casos de esta enfermedad en la Selva Central, el dengue se ha convertido en una enfermedad silenciosa entre la población, sobre todo entre quienes habitan en un área geográfica con clima tropical. A nivel nacional, hasta la fecha hay 96 fallecidos y 87 290 casos. Tras la declaratoria de la Organización Mundial de la Salud (OMS) del fin de la emergencia sanitaria global por el COVID-19, anunciado el pasado 5 de mayo, Perú enfrenta una nueva emergencia por la epidemia del dengue: la cantidad de casos ya ha superado las cifras registradas durante los años 2017 y 2022. El Ministerio de Salud (MINSA) ha considerado en estado de emergencia a la Región Junín en menos de dos meses, siendo la octava del país con mayor número de casos, lo que muestra la magnitud y rapidez de esta infección y evidencia que las medidas preventivas impuestas por el Gobierno no sirvieron. La ampliación de la emergencia sanitaria (DS N° 002-2023-SA), que la extiende a partir del 25 de mayo por un periodo de 120 días más, demuestra la situación alarmante que estamos viviendo y las limitaciones de la respuesta pública.
Pero ¿qué es el dengue?, ¿y por qué deberíamos darle relevancia al tema? El dengue es producido por la picadura del mosquito, Aedes aegypti, que, a diferencia de otros mosquitos, se ha adaptado a vivir y reproducirse en zonas urbanas muy cerca de los seres humanos.
En la población de la Región Junín existe un grave problema de desinformación. Según el INEI , sólo 6 de cada 100 personas mayores de 14 años conocen cómo se transmite el dengue, reconocen los síntomas, saben qué hacer frente a la enfermedad y cómo deben actuar. Las principales medidas emitidas por las instituciones de salud se centran en medidas de prevención mediante prácticas adecuadas para el uso y almacenamiento del agua. La experiencia muestra la importancia de fortalecer el pilar de la educación en salud, para que la población pueda reconocer los síntomas del dengue y sobre todo los signos de alarma, puesto que ello permitirá que el personal de salud pueda brindar una atención oportuna y evitar que la tasa de letalidad se incremente. Instamos a la población a que se informe y tome las medidas de precaución, así como a acudir a los establecimientos cercanos, si tienen los síntomas del dengue.
Las cifras de la Dirección Regional de Salud de Junín evidencian que en el último mes se han registrado 2034 contagios, es decir, 688 casos más que en el mismo periodo del 2022. La incidencia de éstos se atribuye principalmente a la estrategia del sector, centrada directamente en medidas de diagnóstico, tratamiento, rehabilitación y recuperación. Se trata de un punto importante para el análisis, porque es conocido y se observa que las acciones en materia de salud en el país, son reactivas ante un suceso o acontecimiento, antes que a enfocarse en la prevención y en la promoción de la salud, que resultaría más beneficioso en términos de costo-efectividad y especialmente del cuidado de la población.
Ésta es una debilidad ya observada durante la crisis de la pandemia del COVID-19 y que el MINSA, en articulación con otros ministerios, debiera considerar como prioritaria para sus futuras decisiones y acciones. Es lamentable que no se haya aprendido nada de la experiencia pese a que los establecimientos de salud de la provincia de Satipo ya habían alertado de los primeros casos desde los primeros meses del año; como siempre, si no pasa en las ciudades principales, el Estado hace caso omiso a este tipo de alertas.
En entrevista con un medio de comunicación de la región, el epidemiólogo Gabriel Carrasco Escobar, docente investigador de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, dijo que “el cambio climático va a generar que, zonas donde no existía transmisión de la enfermedad, ahora sean favorables para los criaderos de mosquitos. Hay un alto potencial para que este 2023 sea un año epidémico de dengue en la región y va a depender, en gran medida, de las acciones de control y respuesta a brotes”.
En Piura, la región más afectada hasta el momento, los pacientes con dengue son atendidos en carros y mototaxis en los exteriores de los establecimientos de salud. Parece que el riesgo mayor que estaría mostrando dicha región es el del eventual colapso de los hospitales por falta de recursos elementales que pueden impedirles asegurar una atención oportuna y la cobertura que exige una epidemia que crece rápidamente. Esperemos no llegar a esta situación en nuestra región y que las autoridades territoriales desarrollen una estrategia adecuada y tomen decisiones acertadas para enfrentar la enfermedad.
Quedan flotando muchas preguntas que esperamos se resuelvan de la mejor manera para los intereses y necesidades de la población. ¿La región Junín cuenta con todos los recursos disponibles para abordar esta epidemia?, ¿la salud mental de la población y del personal de salud se verá afectada nuevamente?, ¿se están desarrollando nuevas estrategias para fortalecer la prevención del dengue en la región?, ¿el MINSA tendrá los insumos necesarios para su detección oportuna? Finalmente, ¿cuál es el rol de la población en la prevención y atención del dengue?, ¿la población está informada y preparada para una nueva pandemia?
desco Opina – Regional / 26 de mayo del 2023
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