Del comportamiento de las principales fuerzas políticas y partidos en el Congreso de la República en relación a la ratificación del gabinete Cateriano, sea cual sea el resultado, no cabe esperar sino un pragmatismo que puede llegar a niveles inimaginables de cinismo. Es el tono general de los políticos peruanos hoy. El «realismo político» o la Realpolitik, como se sabe bien, no basa sus decisiones en principios o en alguna ideología, sino que se impone con el puro pragmático en la búsqueda de sus objetivos.
El proceso de negociación llevado a cabo por el nuevo primer ministro –séptimo en cuatro años de gobierno y sucesor de tres verdaderos «fusibles»– para obtener su voto de investidura es un buen ejemplo de la distancia entre los temas que definen formalmente la política institucional –reducida a un permanente pulseo de fuerza entre oficialismo, Apra y fujimorismo– y al interior de esas mismas fuerzas (los conflictos del fujimorismo son una muestra); y aquellos ejes en los que se ubica la inquietud social en el país: la inseguridad que genera la delincuencia y la contradicción entre promover inversiones y respetar la ciudadanía y los estándares ambientales, por citar los dos más evidentes… lea el artículo completo en nuestro blog desco opina